Pekín cierra sus Juegos Olímpicos con un mensaje de paz apelando a la diversidad
Los Juegos Paralímpicos de invierno de Pekín bajaron
el telón con una ceremonia de clausura, de apenas una hora de duración, en la
que se puso en valor la diversidad de personas con discapacidad que existe en
el mundo, se mandó un mensaje de “paz y unión a través del diálogo”, y la
ciudad china cedió el testigo a Milán-Cortina d’Ampezzo con una explosión de
luz y color.
La ceremonia comenzó con una representación de
esquiadores y deportistas de snowboard que hicieron acto de presencia en el
centro del estadio y que simbolizaron algunas de las disciplinas que durante
diez días se han podido ver en el programa de competición de estos Juegos.
A Pekín han acudido representantes de 46 Comités
Paralímpicos nacionales para participar en 78 eventos de medallas en seis
deportes.
Representantes de todos esos países desfilaron por
el ‘Nido del pájaro’ al ritmo del ‘Himno de la alegría’, que en su versión
sinfónica acompañó a todos los abanderados en su vuelta al estadio portando las
banderas de sus respectivos países.
Los únicos tres países debutantes en estos Juegos
fueron Israel, Panamá y Azerbaiyán, cuya participación en Pekín refleja el
crecimiento que el movimiento paralímpico está teniendo en estas naciones.
Los deportistas que no estuvieron en Pekín, pese a
que llegaron a estar en China días antes del comienzo de los Juegos, son los
rusos y bielorrusos, que fueron excluidos por el Comité Paralímpico
Internacional (IPC) debido a las amenazas de otros países de no participar si
estaban ellos.
En la ceremonia de clausura se homenajeó a los
novecientos voluntarios de estos Juegos, cuyo trabajo fue indispensable para
que salieran adelante. Su reconocimiento fue la antesala a unos minutos
musicales con un coro de cuatro cantantes, uno de ellos invidente, mientras que
el centro del estadio se fue convirtiendo en un enorme mosaico de luz y color
que mostró la diversidad natural que existe en el planeta.
Uno de los momentos más emotivos de la gala fue
cuando una artista china tocó una canción instrumental con su contrabajo y la
bandera que representa al Comité Paralímpico Internacional fue deslizándose
hacía abajo por el mástil hasta parar a las manos de Cai Qi, presidente del
Comité Organizador de los Juegos, que se la cedió a Andrew Parsons y éste a los
representantes de Milán-Cortina d’Ampezzo, que la ondearon al viento antes de
que la bandera de Italia fuera izada.
A continuación tomó la palabra Andrew Parsons, que
aseguró que en Pekín, hace catorce años, en los Juegos de 2008, comenzó “un
camino irreversible que cada día está haciendo que el movimiento paralímpico
sea más grande”.
“Los deportistas paralímpicos dan voz a ese 15% de
la población mundial que tiene discapacidad. Compitiendo en la nieve y en el
hielo nos habéis dado momentos mágicos que reflejan la diversidad en la que nos
inspiramos y que nos motiva. Las diferencias aquí no nos dividen, nos unen.
Espero que los valores de la inclusión, la armonía y la paz prevalezcan junto
al diálogo para hacer un mundo mejor”, dijo Parsons, ante la atenta mirada del
presidente de China, Xi Jinping.
La silueta de un reloj, con los doce números de las
horas, fue el marco elegido para un contador simbólico en el que las manillas,
al completar la vuelta entera, apagaron la luz del estadio y también la llama
de la antorcha. Fue entonces cuando un coro de niños, entonando una canción
melódica sobre un fondo que simbolizó el invierno, puso el punto final a unos
Juegos que definitivamente echaron el cierre con una explosión de fuegos
artificiales que llenaron de luz, por unos minutos, la noche de Pekín.
Con esta ceremonia de clausura Pekín dio por
finalizados unos Juegos que tendrán su siguiente parada en Milán-Cortina
d’Ampezzo dentro de cuatro años, en 2026.
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